jueves, 20 de noviembre de 2025



Charlamos con Félix Colombi acerca de la situación precaria de los migrantes en Argentina en la "era Milei".


Abordamos temas como el decreto 366/25 de Milei, que endurece las deportaciones y restringe ciudadanía (por ejemplo habilita el cobro en salud y universidades públicas), el prejuicio, el lenguaje de los medios de comunicación, etc.

Aprovechamos para hablar de Zohran #Mamdani, un migrante en la alcaldía de Nueva York: sus diferentes significados, la forma en la que se apoximó del pueblo, sus promesas y el contraste con las medidas deshumanas prisiones y deportaciones del ICE de Donald Trump en todo el territorio de los EE.UU.   

Félix es periodista de la rario "Aire Libre" y miembro del Foro Argentino de Radios, además de trabajar con migración hace años. 


¡Que lo disfruten!



LECTURA: Problematizamos la mirada unidireccional que se suele encontrar en los análisis acerca de las verdaderas intenciones de las amenzas bélicas de EE.UU. en el Caribe.

"20 años no es nada": el nuevo acecho de EE.UU. a América Latina

Por: Ramiro Carlos H. Caggiano Blanco

Hace dos décadas, en Mar del Plata, se gritaba "ALCA, ALCA... al carajo". Ese "No" histórico al Área de Libre Comercio de las Américas, impulsada por Washington, marcó un punto de inflexión. Hoy, a 20 años de esa gesta, Estados Unidos vuelve a acechar a la región con una estrategia multidimensional para asegurar lo que su élite política y militar aún llama su "patio trasero".

Las señales son múltiples y concurrentes: la amenaza bélica contra Venezuela (que extiende su sombra sobre Colombia), el alineamiento económico de la Argentina de Milei, la seducción al Ecuador de Daniel Noboa, la guerra híbrida contra el México de Claudia Sheinbaum —con ataques de narcotraficantes a las autoridades seguidas por manifestaciones destituyentes de la autoproclamada “generación z”), — y el sempiterno bloqueo a Cuba junto al hostigamiento a Nicaragua. No son hechos aislados. Son iniciativas de una misma política geopolítica cuyo fin fue explicitado por la entonces jefa del Comando Sur, la general Laura Richardson: asegurar el acceso a los insumos críticos de la región y mantener un mercado para sus productos, en el marco de su disputa hegemónica con China.

Entre estos escenarios, la amenaza militar a Venezuela destaca por su crudeza. Dejando de lado las consabidas y sesgadas interpretaciones que hacen los analista del establishment pro-occidental y sus usina mediáticas internacionales, las lecturas sobre sus causas se agrupan en tres posturas principales:

1.  La tesis del petróleo: EE.UU. busca apoderarse de las mayores reservas petroleras del mundo, ante el eventual agotamiento de sus propias en algunas décadas.

2.  La tesis de la presión negociadora: Donald Trump buscaría forzar concesiones petroleras a Nicolás Maduro, recurriendo a la amenaza de un "cambio de régimen" si no lo logra.

3.  La tesis del "farol": La retórica bélica sería una puesta en escena para complacer a la base electoral anticastrista de Florida y al complejo militar-industrial.

Estas tres visiones, más que excluyentes, son capas de una misma realidad compleja. Sin embargo, al centrarse casi exclusivamente en el petróleo, suelen pasar por alto otro objetivo estratégico de igual peso: el oro. En un contexto donde el dólar pierde confianza como reserva de valor global, el control de las vastas reservas auríferas de Venezuela y los países amazónicos (Colombia, Ecuador, Brasil y Perú) se vuelve una obsesión geopolítica.

Incluso en el plano estrictamente petrolero, la conquista militar de Venezuela sería contraproducente para EE.UU. Inundar el mercado con más crudo desplomaría los precios internacionales, haciendo inviable su propia producción de fracking, que requiere valores superiores a los 60 dólares por barril para ser rentable. O sea que ya no sólo no podría exportar sus excedentes a Europa, como prometido a la luz del conflicto Ucrania-Rusia, sino que todas las ingentes inversiones realizadas en las décadas anteriores irían a la ruina creando un caos en la economía norteamericana. O sea que ya no sólo no podría exportar sus excedentes a Europa, como prometido a la luz del conflicto Ucrania-Rusia, sino que todas las ingentes inversiones realizadas en las décadas anteriores irían a la ruina creando un caos en la economía norteamericana.

La clave,entonces, no está en una sola commodity. Para entenderla, debemos ampliar el foco hacia la disputa global. Estados Unidos no se resigna a un segundo lugar frente a China y ha decidido disputarle la primacía en todos los terrenos y en todos los territorios. El objetivo real en América Latina es el disciplinamiento.

¿Cómo se concreta?

En lo político: Debilitando organismos de integración regional como la CELAC y apoyando a gobiernos de derecha afines.

En lo económico: Disuadiendo a los países de comerciar con China y presionándolos para que se asocien "libremente" con Washington en sus términos.

En lo estratégico: Disuadiendo cualquier iniciativa soberanista en materia comercial, militar o diplomática.

La restauración neoliberal de la última década, liderada por el Grupo de Lima, ya mostró este manual: se dinamitó la UNASUR y se aisló al llamado "eje del mal": Venezuela, Nicaragua y Cuba.

A veinte años exactos del "No al ALCA", la estrategia es la misma, pero con métodos adaptados: mucho palo y poca zanahoria. Parafraseando la célebre consigna de campaña de Bill Clinton, en América Latina hoy el mensaje es claro:

No es solo el petróleo, "¡es la geopolítica, estúpido!"