jueves, 9 de julio de 2020

Agentes y escuchas ilegales en Argentina y Brasil


Las noticias de la semana en Brasil y Argentina tienen como común denominador agentes de espionaje, nacionales y extranjeros, que actuaron al margen de la ley, escuchas clandestinas en las cárceles y procesos judiciales francamente amainados. 

   Hablaremos del espionaje ilegal de la AFI (Agencia Federal de Inteligencia) en la Argentina de Mauricio Macri, que espió ilegalmente a propios y ajenos, sin distinción, así como a los presos por cuestiones políticas en las propias cárceles para “pescar” elementos probatorios de los supuestos delitos que se les imputaban.   

   También hablaremos de las investigaciones prohibidas de la división Asuntos Internos de la Policía Bonaerense en la época en que María Eugenia Vidal era la gobernadora. Hay que destacar que, a pesar de que Asuntos Internos sólo pueda investigar faltas administrativas de la Policía de la provincia de Buenos Aires, se abrieron más de 46.000 investigaciones clandestinas a políticos de dicha provincia.
   A partir de investigaciones de los portales de noticias “Agência Pública” y  “The Intercept” y del sitio de información jurídica “ConJur”, trazaremos una línea de análisis de la actuación de agentes del FBI, de forma ilegal según la última investigación de los portales informativos mencionados, en la operación Lava Jato comandada por el exjuez Sérgio Moro y las semejanzas con los procesos judiciales para perseguir políticos en Argentina.

      ¡Que lo disfruten!




NOTA RELACIONADA: Reproducimos una nota publicada en nuestra página de Facebook en la que echamos un poco de luz a la calumniosa y antidemocrática operación que intentaron llevar a cabo desde la alianza electoral Juntos por el Cambio, incriminando temerariamente a Cristina Kirchner, vicepresidenta de Argentina, por la muerte de un exsecretario suyo.
04/07/2020 
  Cuando en diciembre de 2014 Cristina Kirchner, entonces presidenta, decidió remover s Stiuso de la SIDE y crear la AFI (Agencia Federal de Inteligencia), con Parrilli como titular, los sectores de “los servicios”, que venían trabajando desde antes de la dictadura, zaheridos pero no muertos, no demoraron en vengarse: un mes después “lo convencieron” a Nisman de que Cristina lo quería apartar de la causa de la AMIA, causa con la que se venía llenando los bolsillos y que le permitía llevar una vida de viajes internacionales, prestigio y placeres lujuriosos. Por eso presenta atolondradamente esa estrambótica denuncia contra Cristina, mal redactada, confusa y plagada de datos falsos en la que ni siquiera consigue determinar fehacientemente el hecho delictivo imputado, mucho menos alguna prueba. Un verdadero sinsentido jurídico que fue rechazado en cuatro instancias judiciales. Sin embargo les sirvió a Patricia Bullrich y a Laura Alonso, en nombre de opacas ONGs que presidían, gritar a los cuatro vientos: “Cristina asesina”; a la viuda del fiscal hablar de magnicidio; y a todo un coro de periodistas repetir diuturnamente la misma perorata: “Cristina mató a Nisman, Cristina asesina”. A eso hay que añadirle una escena cinematográfica propia del realismo italiano: la plaza con centenares de “deudos” con paraguas negros en un día lluvioso, un séquito funerario encabezado por “probos” fiscales de Comodoro Py, con gestos adustos y rostros circunspectos. Fue el momento apoteótico de la oposición: “el populismo mata”.

  Varias veces desde el macrismo intentaron resucitar la memoria de aquellos tiempos “de gloria”, con menor o mayor éxito, incluso en las elecciones pasadas.
Ahora el gobierno de Alberto también intervino en la AFI, designando interventora nada más ni nada menos que a Cristina Camaño, mujer reconocida por su seriedad y eficiencia. Y aparecieron las causas “de las escuchas” que hace temblar la “mancomunión” entre servicios de inteligencia, políticos y periodistas de los medios hegemónicos, todo bajo los ojos de jueces cómplices: el lawfare al desnudo. Y en este contexto, ahora también aparece un “nuevo muerto”, Fabián Gutiérrez, exsecretario de Cristina a quien acusó sin acusar, con “bolsos que supuestamente tenían dinero de la recaudación, pero que no vi”, “puerta de una bóveda pero que no sé si era una bóveda” y otras inconsistencias, para no ir preso en las mazmorras de Bonadío. Y nuevamente aparecen los corifeos del odio, con las mismas Patricia Bullrich y Laura Alonso a la cabeza, gritando desaforadamente (en los dos sentidos de la palabra): “Cristina asesina”. Ya amenazaba Bullrich, hace días nomás: “Vamos a ver si se animan a dar pasos que implican…” No hay datos que permitan decir cuál ha sido el móvil de los asesinos de Gutiérrez, ni las circunstancias, ni nada, pero la utilización política “a la Nisman” y la amenaza de la otrora todopoderosa “Pato” hace eco en todo esto como si fuese un intento desesperado por salvar un poco de lo que queda de sucio y opaco en el contubernio políticos-jueces-periodistas-servicios (nacionales y extranjeros).

  Pero sea como sea el aprovechamiento político que pretendan sacar de este luctuoso hecho los oportunistas de siempre, hay que destacar la encuesta realizada por COMUNA (Comunicadores de Argentina) y Argumentaria en los meses de abril y mayo, según la cual la clase media y media baja de la ciudad y Gran Buenos Aires está a favor del aislamiento social y le preocupa la situación económica. Algo muy diferente de lo que ocurre en las redes sociales en las que los temas principales son la “infectadura”, la “libertad de ir y venir”, los “runers” y otras yerbas fogoneadas por los medios hegemónicos, según un levantamiento realizado también por COMUNA y Argumentaria en los mismos meses.

  En síntesis, Nisman les sirvió para esmerilar la figura de Cristina y ganar las elecciones en el 2105, en un ballotage y por escasísima diferencia. Gutiérrez no es Nisman, ni las circunstancias son las mismas…pero no nos durmamos en los laureles.