martes, 12 de julio de 2016

Encuentro 13: La criminalización del disenso en Brasil y Argentina.

En el presente encuentro  analizaremos cómo pequeños actos que, lejos de configurar delito, provocan el accionar persecutorio de algunos actores del derecho (policías, fiscales, jueces, etc.) sólo por expresar ideas diferentes.

   Tanto en Argentina como en Brasil, podemos ver cómo actores del derecho, que deberían ser los guardianes del orden y la legalidad, se apartan de un deseable accionar cuando se trata de perseguir actos legítimos de movimientos sociales y/o partidos políticos, hasta ayer en el poder y hoy en la oposición.
   A pesar de que no siempre se trate de casos encomendados por el poder político (muchas de las arbitrariedades encontradas en ambos países responden a móviles puramente personales de quienes las originan) se producen con una omisión de los organismos de contralor de la legalidad y la complicidad de los medios masivos de comunicación. Se trata de desbaratar manifestaciones políticas totalmente legales;   de decretar prisiones preventivas por hechos que no lo ameritan; de interpretar simples opiniones diversas como desacato; de perseguir artistas; y un largo etcétera.


   Símbolo de los nuevos aires que corren por los dos países, esta “fiebre disciplinadora” no hace más que patentizar la arbitrariedad de quienes, pensando contribuir a la causa de los nuevos gobiernos (el de Brasil todavía provisorio y siempre ilegítimo) son reacios a someterse al imperio del estado de derecho.